Vagaba por el mundo irreal y descubría cuán solo estaba, no sabía si seguir o retroceder (propiamente no lo pensaba), simplemente zigzagueaba en el andar, titubeaba, hasta encontrar algo más que el pensamiento. Llegaba a la plena exaltación de mis sentidos al querer encontrar en mi vacío una respuesta circunstancial de mi existencia, que encontrase los límites del firmamento en un instante inversamente proporcional a la eternidad, que no pudiese estropear esa espléndida evasión y regresar en un segundo al ajetreo interpersonal de mi devastadora realidad.
Tranquilamente me sentaba en las laderas (me parecía ser un gigante, pues no lograba acomodarme), mi cuerpo temblaba de emoción, el silencio era agua salada sin descanso y mis ojos, como enormes gotas de ilusión, contemplaban cada astro titilante que convertían mi visión en imágenes de ensueño (similitudes de momentos ya vividos), que infundaban en mi ese deseo de permanecer aislado, antes de volver a cerrar los ojos y regresar. Regresar al sol, ¿cuánto problema podría esto representar? Luz eterna que iluminas mi sendero, soy tan débil cuando te vas, que te persigo entre los astros hasta verte convertida en un día más de auténtica consolación en la verdad: "preferible ser y no hablar, que hablar y no ser", me traes en esta frase aquello que durante mucho tiempo no comprendía y que desde entonces ha sido mi mejor respuesta.
ATTE: YO un IV/IV/MMIV
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